En enero empiezo una nueva etapa laboral, el trabajo es el mismo, pero dos de mis horas diarias las hare desde casa. Así puedo ir a recoger a mi peque y ocuparme de ella.
No queda otra.
Esto me crea muchos miedos y angustias, ya no comere con los compañeros, y me perdere muchos momentos chulos de risas.
También me perdere cosas que pasen en la oficina y que afecten a mi trabajo, porque no estaré ahí para enterarme.
Miedo a que cuenten menos conmigo.
Miedo a que miren mi trabajo con ojo más crítico.
Miedo a que me den más curro de lo normal para asegurarse de que trabajo en casa.
Miedo que lo usen de excusa en un futuro para echarme.
Miedo a no ser capaz de hacer esas dos horas.
Miedo a hacer más de dos horas.
No sé, supongo que los miedos típicos que tiene una persona en estos casos. Año Nuevo, cosas nuevas.
Y ahora que lo pienso..., miedo a qué?. Si trabajo bien no puede pasar nada malo, si sigo sieno buena compañera me seguirán teniendo en cuenta.... Y sobre todo, podré recoger a la peque, darla de merendar y ver como crece cada día más.
jueves, 26 de diciembre de 2013
El Nenuco Pesadilla
En mi familia nos
dividimos los regalos de los niños, son 5 y regalar todos a todos sería comprar
muchos regalos a un niño y gastar mucho dinero, que no sobra precisamente.
Así que yo todos los
años me encargo del regalo de mi ahijada.
Este año tras varias
averiguaciones tipo: ¿Y qué has pedido en tu carta a Papá Noel y a los Reyes
Magos? , para acabar preguntando a mi hermana: ¿Qué la compro?, me entere de
que el regalo estrella era el Nenuco, lavar y cortar. Esta apreciación de la
actividad del Nenuco, es importante, porque hay que joderse la de cosas que
hace un Nenuco...
Fácil, verdad?
Pues no.
Primero me empolle el
catalogo de la tienda de juguetes más cercana a mi casa. Lo encontré!!. Ya
estaba todo hecho, solo tenía que ir a la tienda y comprar el muñeco. Pero
cuando llegue me entere de que estaba agotado.
Mi segundo paso fue
empollarme el catalogo del Carrefour. De nuevo ahí estaba, en foto, porque en
Carrefour no, que me recorrí dos de punta a punta, y el Nenuco comía, paseaba,
meaba, compraba, vamos que de todo menos lavarse y peinarse...
Tercero, el socorrido
Toysrus, si, si, en el catalogo estaba pero en las tiendas no. Agotado.
El día antes de
Nochebuena, como buena madrina que soy, me fui al Alcampo de la Vaguada, ese
inmenso centro comercial en el que entras pero no sales, porque es grande de
narices, y nunca llegas a la puerta por la que has entrado y por lo que no te
atreves a bajar al parking, porque sabes que no encontrarás el coche. Y cual
fue mi horror al comprobar que una vez más estaba agotado.
Mi regalo estrella de
pronto era mi peor pesadilla.
Descubrí entre los
pasillos interminables de la Vaguada una tienda Poly, mi última esperanza.
Entre con el corazón en un puño, empecé a sudar frio, y a sentir un hormigueo
raro en als manos. Me dirigí a paso firme a la sección Nenuco y no estaba, NO
ESTABA.
Ya desesperada,
pensando que la ilusión de mi niña por tener al "puto nenuco",
apelativo con el que empezaba a referirme
mentalmente a él, se iba a romper. Cuando me di la vuelta, y ahí en el suelo,
estaba el último ejemplar del lavar y peinar, mal colocado.
Nunca en mi vida he
sentido una emoción así, parecía que salían rayos del Nenuco, y había música a
mi alrededor, de esa de peli mala en la te toca un premio.
No me lo podía creer.
Comprar un regalo de
navidad, por fácil que parezca al principio puede ser una verdadera pesadilla.
Creo que sin duda en
mis 35 años, este ha sido el regalo más difícil de mi vida.
¿Si mereció la pena la
búsqueda? Pues si, mi peque estaba super feliz.
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