miércoles, 25 de abril de 2012

CURSOS GRATUITOS

Hay que ver como son las cosas, o todos o ninguno. Tras mandar muchos cursos gratuitos para desempleados la esperanza de conseguir alguno que me gustara se iba apagando poco a poco. 
Por fin me dieron uno, que ilusión!!!, no sabía muy bien de que iba, pero que alegría!!!. No era el que más me gustaba, más bien al contrario, pero ya tenía uno!!!
A dos días de empezar me han llamado del segundo en mi lista de preferencias. Claro esta he rechazado el primero, no puedo con los dos.
Ahora mi imaginación vuela con el viento, ya esta, lo encontré, esto me sacara del paro (ves como tengo demasiada imaginación). Afronto con felicidad este nuevo curso que se unirá a una larga lista en mi currículo, quien sabe quizás este si que sirva para algo... 


Mi aportación a los perdidos.

martes, 17 de abril de 2012

MASCARAS

Natividad García es una mujer normal, como cualquiera otra mujer. Solo tiene una peculiaridad, es buena en todo lo que hace.
Natividad García es la perfecta hija, siempre atenta de sus padres. La perfecta hermana, compartiendo con sus hermanas y hermanos, sin destacar más que ninguno.
Natividad García es la empleada perfecta, con el trabajo a tiempo, sin quejarse nunca. Pero además es la perfecta compañera, siempre sonriente, con una palabra amable cuando es necesaria, colaborando en el trabajo.
También Natividad García es la perfecta vecina, no hace ruido, no da fiestas, siempre saluda, ayuda con la compra a los vecinos más mayores y no discute en las juntas de la Comunidad.
Natividad García es la amiga perfecta, esta ahí cuando la necesitas, dispuesta a dar un consejo, a escuchar, a consolar, a divertirse.
Lo que nadie sabe es que Natividad García tiene un gran armario, un armario lleno de mascaras.
Pero Natividad García ha olvidado la más importante, la marcada con un YO.


Espero que os guste.

miércoles, 11 de abril de 2012

INSPIRACION MUSICAL

Esta historia surgió de una bella canción:  I'll Find A Way -  Rachael Yamagata
Aquí la dejó sin más.

Yo le amaba desesperadamente pero era muy orgullosa para reconocerlo. 

Él lo tenía todo, pero no me tenía a mí, y también era muy orgulloso para pedirme que fuera solo suya.

Cada poco tiempo nuestros caminos se encontraban,  nuestras miradas se cruzaban y nuestros cuerpos se reconocían a gritos, unos gritos que solo nosotros oíamos. Lejos de todos los demás siempre lográbamos escabullirnos sin que nadie lo notara, y creábamos ese mundo que interiormente anhelábamos. Un mundo en el cual  nos amábamos. 

Nunca nos hicieron falta las palabras para entender lo que sentíamos el uno por el otro. Pero también es verdad que esa falta de palabras era lo que siempre nos separaba.

Yo le quería, y lo quería para mí, pero no se lo decía. Interiormente sé que a él le pasaba lo mismo. No conozco sus motivos, pero se los míos.

Ahora sé que no hay peor cosa que el miedo, eso era lo que yo sentía, mucho miedo. Es algo que no me he podido quitar, sigo siendo una cobarde a pesar de los años.
Hubo un momento en que todo iba bien, parecía que las palabras necesarias surgirían. Pero finalmente ese momento no llegó.

Así que un día sin saber cómo le estaba dando el último beso. Lo supe con solo rozar sus labios. La tristeza fue inmensa. Pero no lo deje ver. Él tampoco. Odio el miedo a hablar.

Me eche la culpa mucho tiempo. Luego vi que los dos habíamos sido culpables. Él también fallo, pero yo no quise verlo en su momento. La venda de los ojos que me puse era muy espesa.  La suya también.

Es un amor para siempre, yo siempre le busco, lejos y cerca de los otros. 

Cuando le veo mis labios se secan con el deseo que surge de besarlos. Si no me doy cuenta me pierdo mirándole a los ojos,  todo a mi alrededor desaparece, y tengo que gritarme como loca interiormente para apartar la mirada. Me ruborizo cuando me dice algo que solo yo entiendo. Y se me eriza el pelo de la nuca cuando me acaricia la espalda  de arriba abajo al saludarnos. Nadie se da cuenta, solo nosotros. A veces me sorprendo a mi misma buscando excusas para volver a verle, y me invento conversaciones por teléfono, pero luego no le llamo, sé que esas conversaciones nunca se darán, ya es tarde.

Una parte de mi siempre estará enamorada de él, el problema es que no sé como de grande es esa parte. Algunos días noto que ocupa todo mi espacio interior. Por eso le sigo buscando, quizás algún día encontraremos las palabras que tanto necesitamos.

MI PRIMERA PAPILLA

Soy madre primeriza desde hace 5 meses, vamos que mi niña tiene 5 meses de vida. El caso es que esta semana hemos empezado con la papilla y la fruta triturada. 
Para mi hija ha sido un gran cambio, un cambio doloroso lleno de lagrimas y arcadas. ¿Cómo es posible que una cosa tan enana se provoque las arcadas?
Tras varios intentos infructuosos de toma de papilla, esta noche, mi bebe, mi niña, mi solecito, mi campeona, ha tomado 4 cucharadas seguidas. Lo sorprendente no ha sido eso, ha sido mi lagrimilla de orgulla resbalando por la mejilla.
El resto lo ha escupido sin contemplaciones, pero algo es algo.
De la fruta no hablo, una imagen lo dice todo:



Esta borrosa, lo sé, pero los espasmos consecuencia del asco que le dio no me dejaron hacer una foto mejor.

Pobrecita....

jueves, 5 de abril de 2012

ENCUENTROS


Cuantas personas nos encontramos a lo largo del día, con cuantos desconocidos cruzamos las miradas, en el metro, en la calle, en el supermercado, y así en una interminable lista de lugares que marcan nuestro día a día.
Es imposible saberlo. Somos muchos y conocemos a muy pocos.

Me gusta observar a todos esos desconocidos, me gusta imaginarme sus vidas, me gusta inventarles historias, que tipo de música escuchan, porque sonríen, porque están serios, porque tienen la mirada perdida, y una larga lista de situaciones movidas por mi imaginación.
Pero con lo que más disfruto son con los momentos en que mi mirada se cruza con la de algún hombre atractivo, y entonces, en ese preciso momento, yo dejo de ser yo y me convierto en una mujer imponente, de amplias curvas y un claro olor a sexo, cosas que juntas hacen que ese desconocido no deje de mirarme, y que su mirada sea puro deseo.

Como me gustaría que alguna de las veces todo lo que imagino se haga realidad…soñar se convierte en respirar. Y dentro de esos sueños están los otros, los que fijan mi existencia y me esclavizan.

Y así son mis días, espacios de tiempo donde mi imaginación toma el control de todos y cada uno de mis sentidos en los momentos permitidos, todos aquellos en los que el trabajo no existe. Y navego, navego por lugares remotos, por bares desconocidos, por asientos de tren desocupados, por camas de hoteles sin detalles. Puedo imaginar una misma escena mil veces, mil días, repitiéndola como una secuencia sin fin, como un bucle eterno, mejorándola, cambiándole los diálogos, haciéndola más intensa o más ligera dependiendo del momento del día y del estado de animo. De repente un día me canso, y una historia nueva entra en acción en mi cerebro.

Los hombres que me cruzó son historias del momento, son sueños que se evaporan como vienen, de manera rápida, no dejan huella, no hay marca en ellas, solo excitación.

Y luego están las otras, las fijas, todas ellas marcadas por una constante de ojos grises, por el hombre de mis sueños, sin rostro pero con claros rasgos definidos que hacen de él un ser único, el amo de mis sueños, el dios de mis pesadillas.

Bajo el sonido repetitivo de una sueva melodía dibujo con mis labios su mandíbula firme y fuerte para seguir un camino que me lleva a su mejilla, pasando por su nariz, sus parpados caídos de pestañas que simulan abanicos, su frente adornada con mechones de cabello que caen desordenados, sus ojos profundos llenos de tormentas y por último sus labios gruesos y apetitosos que atraen como el agua en el desierto, que me atraen y me pierden momentos eternos, horas dedicadas a un único propósito, hacerle realidad. Su cuerpo es otro eje en mi vida, brazos, pectorales, abdominales, espalda, todos ellos rozando la perfección dentro de mis parámetros. Y se  convierte en mi amo, el domina mi subconsciente, para acabar convirtiéndose en mi pesadilla, cuando despierto, cuando vuelvo a la realidad y me doy cuenta que no existe para mi, que me cerré las puertas a tener su presencia, y es en ese preciso instante que el vacío llega a mi.

Y vuelvo a empezar porque es la única manera que encuentro de llenar ese hueco en mi alma. No quiero ponerle nombre, pero se que es una enfermedad. Mi obsesión, mi vida. Se ha convertido en una constante, en un bucle eterno, en un camino sin final.

miércoles, 4 de abril de 2012

LOS MIEDOS

Esto lo escribí hace años después de un cine con un amigo, estuvimos hablando de nuestros miedos y yo le conté uno de los míos. Luego al día siguiente lo plasme en un papel.

Desde siempre me han dado miedo las mirillas de las puertas, el no saber que habrá detrás, y el preguntarme siempre si el que esta al otro lado sabe que le estoy mirando.
Es un juego de espionaje, ver sin ser visto, pero la pregunta es: ¿realmente no te ven?. Yo interiormente siempre he sabido que era un camino de dos direcciones. Por eso las mirillas mi inquietaban y me inquietan.
Si lo piensas es la típica pesadilla recurrente, esa que al menos dos veces al año te asalta mientras duermes. No hay que olvidar que los sueños se repiten y también las pesadillas.
Algo que siempre me ha dado miedo también son los ojos. El globo ocular. Un ojo de cerca.
Quizás no sea del todo miedo, sino un fuerte impresión que va creando una presión en el pecho que no deja respirar. Algo que termina oprimiéndote.
Es el pensar que algo se te acerca al ojo y me empiezan a llorar. Los ojos también forman parte de mis pesadillas, agujas que se clavan en el ojo, un enorme ojo que te observa, gotas en los ojos, y un sin fin de torturas oculares. 

Ahora junta las dos: una mirilla y al otro lado un enorme ojo que te mira, que te observa.

Debo confesar que me cuesta mucho usar la mirilla y que si lo pienso no la uso.